Por Eduardo Biscayart *
Albertino Etchechury (Rivera, 16 de julio de 1936) fue uno de los atletas uruguayos más importantes del Siglo XX. Entre 1963 y 1964 llevó el récord nacional de 3000 metros con
obstáculos desde 9:35.3 a 9:10.8. En ese lapso alcanzó el alto honor de subir al podio de los Juegos Panamericanos de 1963, disputados en el Estádio Pacaembu, en São Paulo, donde fue
tercero con 9:17.3. Sin embargo, esa excepcional superación no le valdría para ser designado para los Juegos Olímpicos de 1964, en Tokio, donde el atletismo uruguayo no tuvo representantes.
En el libro conmemorativo de los 100 años de la Confederación Atlética del Uruguay, el texto redactado por Sebastián Amaya recuerda la carrera que encumbró a Albertino en aquellos Panamericanos. “Me prendí al pelotón, [donde] iba el argentino [Alberto] Ríos, que tenía el
récord sudamericano [8:57.2]. Lo seguí, hasta que lo pasé y me fui”. Más adelante estaban el estadounidense Jeff Fishback y el brasileño Sebastião Mendes “que tenía a todo el público del Pacaembu a favor”. Sobre el final de la prueba, Albertino superó al local, pero cayó en último
paso por la ría, perdiendo la segunda ubicación, terminando tercero. “El foso era mi especialidad, pero en este caso me caí. Por suerte no me lesioné. Me levanté como pude y llegué. El brasileño me pasó y el Pacaembu se vino abajo. Para mí fue como si hubiera ganado, fue algo muy importante”.
Pese al revés de no poder asistir a Tokio ’64, Albertino, como en Pacaembu, no se entregó. Así, volvería a mejorar el récord nacional con 9:07.6, al alcanzar el segundo lugar en el Campeonato Sudamericano de 1965, en Río de Janeiro. En el ciclo hacia los Juegos de 1968, Etchechury logró
la plata y el bronce en 1500 metros en los Sudamericanos de 1965 (con 3:54.1, marca nacional hasta los años de apogeo de Abel Godoy) y 1967, además la plata en obstáculos en 1967 con 9:16.0. En su haber también constan cuatro victorias en los Campeonatos Rioplatenses: en 1964
(en 1500 y 3000 metros con obstáculos), 1968 (en 3000 metros con obstáculos) y 1970 (en 3000 metros con obstáculos).
Su persecución en busca del objetivo de alcanzar los Juegos de México llegó a su momentodecisivo el 17 de septiembre de 1968, en Montevideo.
Un día después, el Diario El Día publicó. “3 mil Steeple: Empleó Etchechury 9m. 02.5s. La tentativa de Albertino Etchechury de tomar parte en los XIX Juegos Olímpicos estuvo ayer muy próxima a concretarse. En efecto, registró en los 3.000 metros con obstáculos (steeple-chase) 9m. 02.5s, siendo ésta la mejor marca de cualquier atleta nacional en nuestro ambiente. Su récord del mes de julio de 1964 es de 9m. 09.2s [en realidad era de 9:07.6 desde el 15/5/1965], de manera que superó además la marca nacional. Le acompañó en la prueba su hermano Norbertino, por lo que no habría posibilidades de homologación. Corresponderá ahora al cuerpo de Neutrales del Comité Olímpico disponer si se incluye o no a este tercer atleta.”
Dos días después, el viernes 20 de septiembre de 1968, El Día volvería a mencionar a Albertino en sus páginas.
“Etchechury irá a México y renunció el jinete Paullier”, fue el titular del recuadro. En el texto se explica la renuncia del jinete Rafael Paullier y en el último párrafo se menciona la inclusión de Albertino “por unanimidad”, agregando: “La Comisión informante destacó su ascenso
sucesivo en tres pruebas de suficiencia (9m17, 9m09, 9m02) y a la vez su calibre olímpico, pues fue tercero en el Panamericano de San Pablo, segundo en el sudamericano y primero en el Rioplatense”.
En el poco tiempo que quedaba para los Juegos de México, Albertino mantuvo su forma. “Fui mejor preparado a los Juegos, y también me encontré con los mejores. Todo fue muy novedoso. Fuimos con muchas dificultades de la CAU, que me prestó un cronómetro que era
del profesor Borrás. Ahí conocí la pista de tartán, acá todavía era de carbonilla”, señaló en el texto de Sebastián Amaya.
Albertino compitió el 14 de octubre en la Ciudad de México, el mismo día de la final de los 100 metros, ganados por Jim Hines con récord mundial de 9.95, un rato después de las eliminatorias
de obstáculos. Etchechury formó parte de la segunda serie, largada a las 17:15. El ritmo del pelotón de punta, impuesto por el francés Jean-Paul Villain, fue intenso: 2:52.8 como parcial de
1000 metros y 5:57.9 a los 2000. El fuerte paso inicial se notó en el último kilómetro. Ganó Villain con 9:01.12 y los cuatro primeros avanzaron a la final. El corte lo marcó el cuarto, el
soviético Viktor Kudinskiy, con 9:05.25. Albertino fue noveno en la serie con 9:35.61. En estos Juegos empezó a cuantificarse el efecto favorable de la altura (2.297 metros sobre el nivel del
mar, en este caso) en las pruebas explosivas, donde hubo una lluvia de récords. La otra cara de la altitud estaba representada por la carencia de oxígeno que perjudicaba a las pruebas más
largas. La final, táctica, el 16 de octubre, en la histórica jornada de la final de los 200 metros masculinos y la mítica protesta de Tommie Smith y John Carlos en el podio, fue ganada por el
keniano Amos Biwott con 8:51.02, quien resultó intratable en el último kilómetro, rematado en 2:44. Biwott fue el primer keniano en alcanzar el título Olímpico en 3000 metros con
obstáculos, una prueba que definiría por siempre al atletismo de esa nación. Dos días después de la final, los Juegos entregarían otro momento único. Bob Beamon sacudía aún más al mundo
con sus fantásticos 8,90 metros en la final del Salto de longitud, implantando un récord olímpico que aún continúa vigente.
Al regresar a Uruguay, Albertino demostró que seguía en gran forma. A inicios de noviembre, con motivo de su cincuentenario, la Confederación Atlética del Uruguay organizó el torneo “Luis
Gálvez Chipoco”. El 5 de noviembre, en la primera jornada del evento que se disputó en la pista del Parque Battle y Ordóñez, el alemán occidental Wilhelm ‘Willi’ Wagner se impuso en la
prueba de obstáculos con 9:02.4. Wagner, que también había sido olímpico en México, y luego volvería a serlo en 1972 (en ambos casos no alcanzó a llegar a la final), era un corredor de
calidad, ya que había ocupado el decimoséptimo lugar de las listas mundiales de 1968 con 8:36.4. Etchechury lo escoltó en Montevideo con 9:05.7, de acuerdo con lo publicado por El Día en su edición del 6 de noviembre de 1968. Albertino logró la mejor marca de su vida, más allá de aquellos 9:02.5 que lo llevaron a México y no fueron homologados. La plusmarca estaría vigente por casi 15 años.
Estos detalles salieron a la luz tras una investigación realizada por Heber Rodríguez en la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional, en Montevideo, en 2022, que ayudó a despejar varias dudas. Las distintas versiones del último récord de Etchechury que constaban en diversos documentos y publicaciones de la CAU, presentaban inexactitudes en la fecha, la marca. Incluso se llegó a mencionar erróneamente que ésta había sido lograda en Río de Janeiro. El histórico registro de Albertino Etchechury, cuya carrera se fue apagando en los años ‘70, sería recién superado por Ricardo Vera en la tarde del domingo 12 de junio de 1983, en el barrio de Núñez, en la Ciudad de Buenos Aires.
En esas temporadas, 1982 y 1983, Ricardo (Montevideo, 16 de septiembre de 1962) entrenó bajo la conducción de José Pedro Torquemada, ante la ausencia del preparador de toda su carrera en Uruguay, Jorge ‘Bocha’ Lagomarsino, quien por motivos de trabajo se había marchado del país.
Tras insinuar interesantes condiciones en su último año en la categoría sub-20 (juvenil, por entonces), con una medalla de bronce en 2000 metros con obstáculos en el Campeonato Sudamericano de la categoría, Ricardo daría un gran salto de calidad en 1982. Ese año logró mejorar los récords nacionales de 1500 (3:48.7, en Rosario), 3000 (8:21.3, en Mar del Plata) y 5000 metros (14:07.4, en Santa Fe), en una curiosa seguidilla de plusmarcas en escenarios argentinos. En otro de ellos continuaría ese idilio.
En esa jornada marcada por la niebla en la pista del CeDeNa (hoy CENARD), al filo del inicio del invierno, Ricardo detuvo los cronómetros en 9:02.8 para batir la plusmarca de Etchechury. “Salí a correr a mi ritmo y el récord se dio solo”. Se trató de un torneo de escaso relieve, ya que ese
fin de semana se estaba llevando a cabo el Sudamericano Juvenil, en Medellín. Las actuaciones más destacadas del evento resultaron ser los 12.0 y 12.1 en 100 metros de Adriana Pero y Susana Crespo, el sábado 11, además de los 15.1 en 110 metros con vallas de Eduardo Beck, el domingo 12. En su prueba, Vera fue escoltado por el argentino Hugo Camargo, quien logró su mejor marca del año, con 9:36.5.
Meses después de eclipsar el récord de Albertino, Ricardo bajaría por primera vez los 9 minutos (8:53.9) en Santa Fe, durante su primer Campeonato Sudamericano adulto. A partir de ese año
los obstáculos se convertirían definitivamente en su especialidad. El historial del montevideano en la prueba recién comenzaba. Su octava y última superación personal en la distancia, 8:23.02, aún vigente, llegaría en 1992. Ese año, Vera emularía a Etchechury al alcanzar los Juegos Olímpicos. En este caso, Ricardo llegaría hasta la carrera decisiva, convirtiéndose en el único atleta uruguayo en alcanzar una final olímpica en un evento de pista.
Un año antes Vera también había logrado subir al podio de unos Juegos Panamericanos, en La Habana 1991, donde fue subcampeón. Pero esas historias forman parte de otro relato.
* Extracto del libro sobre la vida de Ricardo Vera, que será publicado en los próximos meses.