Ricardo Vera no es un nombre más en el atletismo uruguayo. Es el uruguayo con más participaciones mundialistas (cinco) y el de mejor actuación en mayores: finalista en Stuttgart 1993.
Vera, que vive en España hace muchos años, suele recibir a los atletas uruguayos que viajan a Madrid y en estos últimos días compartió lindos momentos con los mundialistas celestes.
«A los chicos los vi muy ilusionados y con muchas ganas. Y eso a mí me contagia, me hace rejuvenecer. Me la paso sensacional», expresó.
«Antes había venido Déborah, quien se contactó conmigo, quedamos para comer, me gustó porque me preguntó inquietudes, fue una charla muy amena. Luego estuve en las competencias de Madrid, que compitieron Emiliano y María Pía, que estuvo muy bueno. Espectacular ver competir en vivo a Emiliano, me pareció increíble cuando empieza a agarrar velocidad en la corredera y los saltos. Hizo tres saltos por encima de 8.10. Eso quiere decir que está en plena forma. A los maratonistas los he visto a los tres muy bien, se prepararon en Sierra Nevada, que es un lugar que está muy bien para entrenar en la altura. Vi camaradería entre ellos, van a correr juntos, van a hacer trabajo de equipo, eso es un punto extra, un plus que va a favorecer a los tres. Quien este un poquito mejor hará la diferencia al final. Ojalá los tres puedan hacer una buena marca», contó.
«Estos últimos días nos juntamos a merendar en Madrid y luego en las redes sociales puse «la próxima un asado». Y luego ellos me preguntaron si seguía en pie lo del asado. Me inflé de emoción. Disfrutamos unas cuantas horitas juntos en la despedida de Madrid, antes de viajar al Mundial», comentó.
«Me lo paso super bien, me contagian, me hacen rejuvenecer y estar en ese momento, esa tensión del Mundial, me gusta escucharlos, sentir los nervios, la ilusión como yo la he vivido. La paso sensacional y siento que es mutuo», destacó.
A días del Mundial, Vera repasó cada uno de sus Mundiales.
«El primero fue en Helsinki en 1983. Fui con Margarita Grun. Tenía 20 años. Fue un Mundial increíble para mí. Vi mi primer récord del mundo. Era todo experiencia, estaba en un nube. Tuve la oportunidad de pasar a la semifinal en 5000. Fue un logro importante», recordó.
«Cada campeonato fue una experiencia diferente, todos me han dejado cosas positiva. Iba con una ilusión tremenda. Ir a un Mundial es espectacular, es casi como un Juego Olímpico», reconoció.
«Roma 87 no fue un Mundial atlética bueno. Yo estaba pasando por la enfermedad de hermana, quien luego falleció y no fue fácil. Luego vino Tokio en 1991 y estuvo a punto de pasar a la final. En Stuttgart sí pude pasar a la final. En ese mundial hice mi segunda mejor marca en semifinales con 8’23 y no me acuerdo las centésimas, luego quedé 12 de los 15 finalistas con 8’30» si mal no recuerdo. En Goteborg quedé en la serie, ya era la parte final de mi carrera», repasó.